25-02-08

Festival de Viña del Mar: la representación del espectáculo chileno

El Festival de Viña de Mar cada nueva versión parece una extensa cadena nacional, sobre todo desde que TVN y Canal 13 transmiten y dirigen juntos este espectáculo. La Quinta Vergara se traslada a cada hogar de este estrecho y largo país y el Festival adquiere resonancias de paralización total en Chile, una especie de cadena nacional que dura poco más de una semana. Si bien siempre el Festival de Viña ha tenido un espacio ineludible en cada época estival en Chile, desde hace un par de años Chile se paraliza y pareciera que el Estado de Sitio que “el espectáculo” se toma es la regla.



1. Lejos está el origen casi folklórico que tenía el Festival de Viña del Mar en sus inicios por allá por 1959. Ciertamente más cercano nos parece la “espectacularización” hecha en Dictadura de este evento. Históricos pues son los momentos en que un civil Pinochet saludaba a la platea y la galería en su llegada a la Quinta Vergara en 1975 recibiendo una tremenda ovación, el cual evidentemente servía como verdadera “limpia imagen” de los años de la DINA y su política de terrorismo de Estado. Como se sabe el Festival de Viña del Mar tuvo sus años más gloriosos en esta época precisamente, para luego vivir en los años 80 sus momentos más “importantes”. Siempre ha sido un lugar común decir que en el Festival de Viña del Mar se podrían sintetizar los últimos 40 o 30 años de la Historia de Chile. Y claro que de cierta forma así es, porque clásicos son los momentos como cuando el Puma Rodríguez dijo: “es bueno escuchar a veces la voz del pueblo” por ahí por el año 81/82 en una de las más grandes crisis económicas vividas por el país y que extrañamente coinciden con los “mejores” momentos de este festival. También significantes pueden ser aquellos Festivales de los años 90/91 en donde tocaron por primera vez Los Prisioneros, o artistas como Mercedes Soza y hasta Faith No More! Claramente en momentos de supuesta apertura democrática.


* Al principio mencionaba aquel histórico momento cuando Pinochet es ovacionado en la Quinta Vergara. Este archivo demuestra a la perfección el ensamble total entre espectáculo y política que queremos señalar en todo este artículo. Pinochet es recibido por un baile pascuense digno de las increíbles mentes que pensaban la cultura en esos años de Dictadura – que ojo no son tan distintos a las ridículas aperturas de cada noche de festival actual que creen ser “artísticas” – para luego un supuesto locutor o lo que sea lo presenta como El Presidente de Chile para todo el país. El momento no puede ser más significativo, marca todo lo que significa el Festival de Viña del Mar.





2. Si bien es cierto que el Festival de Viña del Mar ha retratado la historia de este siniestro país, no menos cierto es el papel clave que ha tomado como un espectáculo para nada inocente que ha influido y determinado ciertos momentos histórico-políticos de Chile. La actualidad de este lo demuestra, en donde ha renacido su espíritu más espectacular en un momento en donde Chile es el país más espectacular de Latinoamérica. Digo un renacimiento en tanto este Festival de Viña – el actual – posee un rasgo que lo conecta con lo más sórdido del Festival de los años 80. Diríamos también que el Chile actual no es otra cosa que una versión recargada del Chile de los 80: un país aletargado, con crisis sociales, movilizaciones sociales aplastadas por el aparato mediático, y un mismo aparato mediático que espectaculariza absolutamente todo. Chile se ha convertido día a día en un país que se parece más a Miami que a La Paz, un país que es un zapping televisivo infectado por puros Entertaiment Televisión. Chile es un pequeño Miami, un país de fantasía, en donde la banalidad, lo superficial, lo cambiario, operan sobre la ruina de las injusticias sociales, los altos niveles de desempleo, la inflación creciente y la (in)movilización social. Al parecer el año 2008 está más cerca del año 1982 que del anhelado bicentenario.


* El cierre del festival de Viña del Mar del 81 se montó un espectáculo con las mayores estrellas de dicho evento. Entre otros estaban Julio Iglesias, el Puma Rodríguez y Miguel Bosé. Era el cierre del quizás más emblemático festival, el que registró más ganancias y que pudo tener a artistas como KC And The Sunshine Band por ejemplo. Chile se mostraba al mundo como un país sin problemas, con una nueva constitución, elegida de forma “democrática” y más encima con un sistema económico en bonanza, dándose el gusto de ser uno de los primeros países en crear un sistema de pensiones totalmente modernos. Aparte es el tiempo de la llegada de las tarjetas de créditos y de la histórica frase de que todo chileno en un futuro tendrá un auto y un televisor. Chile era un país casi del primer mundo a costa de una precarización social radical, y con una represión constante en los sectores periféricos de Santiago:




3. Luego de la “llegada de la democracia” el Festival de Viña del Mar perdió un poco su función de espectacularización de un presente, en tanto los nuevos gobernantes estaban enfocados en reparar un poco el país y de tratar de mostrar cierta diferencia con los 17 años de Dictadura. El Festival de Viña del Mar de esta forma pasó a ser transmitido por la joven estación televisiva Megavisión. Como en Chile muchos sabemos este canal creado en los años noventa no era otra (y no es otra cosa) que la proyección televisiva de los años dictatoriales con figuras como Julio López Blanco, el cura Hasbún, Cristián Sánchez, por nombrar personajes televisivos de esos años, pero también con la resurrección de personajes totalmente vinculados a la figura de Pinochet como Patricia Maldonado. Que decir de la creación de programas televisivos como Mekano y Morandé con Compañía que fueron éxitos totales a principios de esta década, con personajes que parecieron sacados de las sórdidas fiestas en épocas de la CNI como Kike Morandé y José Miguel Viñuela. Todo este repatriamiento comenzó por ahí a mediados de los noventa con la adjudicación de la estación televisiva de Ricardo Claro (uno de los más acaudalados empresarios del país y un oscuro personaje que opera políticamente en las sombras) del Festival de Viña, con Vodanovic (aquel que pidió ovación para Pinochet el 76) como animador. Sin embargo durante estos años de Festival de Viña en la estación de derecha vivió una especie de decadencia, el país claramente estaba en otros procesos y no alcanzó la dimensión de otros años, y muchos predecían un futuro Chile sin Festival.

* El Festival de Viña del Mar siempre ha tenido de cierta forma sus puntos de fuga sobre todo con la presentaciones de los artistas de rock, sobre todo de las bandas chilenas que se han presentado. Como Los Jaivas en el año 83, o la de Los Prisioneros el año 91. Histórica también es la presentación de Los Tres en el Festival del año 96, en donde ellos se presentaban en su mejor momento creativo luego de su Unplugged grabado en MTV. Los Tres salieron al escenario vestidos de inofensivos escolares, demostrando que ellos mismos fueron educados viendo el Festival de Viña y que se les permitía montar su espectáculo de identidades perdidas y restos que la cultura de los últimos 20 años había menospreciado:




4. Pero Chile tenía festival!, como dice la frase. Pues esta década que va en curso vivió el auge total del mercado espectacular, sería apropiado el estudio de esta década sólo a partir de la influencia de los medios de comunicación masivos. Como por ejemplo el paso de un diario como las Ultimas Noticias de total influencia en la clase media chilena a un diario eminentemente espectacular. Si Chile firmaba tratados de libre comercio con Estados Unidos, eso no acaparaba la primera plana del diario, sino los romances de Iván Zamorano con Kenita Larraín o una Marlén Olivari con el topless hecho la noche anterior en Morandé con Compañía. Chile esta década ha vivido en una total representación del espectáculo criollo. La televisión cumple el papel sólo de hablar de sí misma y pareciera que el acontecer del país, los hechos sociales, políticos o económicos son aplastados por el mercado de la “entretención”. Todo este espectáculo del espectáculo ha sido ideal para el resurgimiento del Festival de Viña del Mar como analgésico social.

* La elección de la Reina del Festival se ha convertido en algo quizás más importante que el show mismo del Festival. Es el momento en que la representación del mismo espectáculo se despliega. Momento en que la Reina se lanza a la piscina para vivir lo más cumbre de la cita veraniega. La elección de Pampita como reina del festival el año 2004 es ejemplificador:




5. Si cualquier persona pisara por primera vez suelo chileno esta semana y quisiera como primera cosa prender la televisión e informarse de lo qué sucede en este lejano país, la sensación sería bastante extraña. Si esta persona quisiera ver los noticiarios centrales de cualquier estación televisiva se hubiese dado cuenta que más de la mitad del noticiario habla del magno evento del año, de las mejores “colitas” del Festival”, del vestido de la animadora, de sí se puso o no se puso peluca, de que el Festival termina muy tarde, etc, etc. Quizás en los últimos 15 minutos del noticiero se cuente que se firmó un decreto ley que permite la detención por sospecha en toda la región de la Araucanía o que el Comandante en Jefe del ejército aprobó el envío de tropas a la Araucanía, o que quizás también la Presidenta Bachelet se reunió con un conglomerado de empresarios para pactar no sé que cosa que estimula la “libre competencia” a raja tabla... todo eso, pasa a un total segundo plano. Porque las noticias de los dos canales más grandes del país, deben pasar rápido, entregar rápida la información, porque el espectáculo se toma definitivamente el país, haciendo en una semana una representación de lo que ocurre durante todo el año. Esto es claro al ver la programación de casi todos los canales abiertos de la televisión chilena que modifican toda su parrilla programática en aras del Festival. Los programas de farándula (espectáculo) van en dos ediciones al día!, los matinales en sus 5 o 6 horas de programación no hablan sino del Festival, y más encima, todos estos programas se transmiten el fin de semana! Ante tal panorama uno se pregunta que revuelta social, que movilización, que “hecho” social puede ante tamaño despliegue espectacular. También uno se pregunta que otro país de Latinoamérica se puede dar semejante lujo. Y evidentemente la persona aquella que pisó suelo chileno por primera vez se encontrara con un país de fantasía, con un país que se aleja en una total representación, en puro espectáculo. Al parecer el Estado de excepción espectacular que vivimos, es la regla.

* Semanas antes del inicio del Festival de este año, en el programa televisivo que marca la pauta noticiosa en Chile – SQP – se discutió enérgicamente quién debía ser la candidata para ser Reina del Festival. Una de las mayores figuras televisivas Luli Love luchaba férreamente por ser la candidata. En esta secuencia se demuestra lo que por 2 semanas en promedio de 2 horas por día se discute en la televisión chilena, es portada de periódicos y se habla en la calle:












17-02-08

Black Celebration



“Princess di is wearing a new dress”


Hay discos de los cuales uno se enamora perdidamente. Discos que son verdaderos bálsamos, de los cuales uno se enamora para luego enamorarte de la banda completa. Black Celebration es un disco de esos, de esos que es imposible escuchar una pura canción, es que son una obra redonda, funcionan como una unidad que es imposible escuchar por partes. Es un disco en que ninguna pieza está de más, cada nota, cada arreglo, hasta cada respiración es perfecta. Es tan así, que después de años escuchándolo, no aburre. Y hoy mismo luego de haber escuchado miles de veces esas canciones, y de ya haber escuchado la discografía de Depeche Mode hasta el cansancio, es el disco Depeche que considero mi favorito. Es un amor que no se puede dejar.


La celebración negra de este Black Celebration es un fetiche por lo oscuro, por lo pagano, por lo siniestro, es el comienzo. Comienzo del disco, pero a la vez también, el comienzo de Depeche Mode con su aproximación con lo dark como estética predominante, es el giro total de la banda hacia lo que quizás los caracterizaría siempre, pero también a su vez, el cliche Depeche Mode, en el cual se les encasilla hasta el día de hoy. Sin embargo hay una cosa, Depeche Mode es una banda oscura, pero como tantas de la época esto no era un “estilo” cool, de personas outsiders, de chicos darkies, totalmente a-políticos, como se le suele ver hoy en día. Sino que era un estilo de combate – totalmente político, que no sólo era Depeche Mode, sino que bandas como The Cure, New Order, Siouxsie And The Banshees y de cierta forma The Smiths - contra cierto momento histórico, de aquella época de festín pop llamada la década de los ochenta. Black Celebration es un disco oscuro en respuesta al color de una época que destilaba por todos lados banalidad y comida rápida: el color rojo y el amarillo del McDonald se le combatía con la celebración negra. En este disco hay un festejo, una tremenda fiesta, pero sin colores, sin alegría, alegría de nada, una pura marea oscura:


“Celebración Negra
Esta noche
Para celebrar el hecho
Que le vimos la espalda
A otro día negro
Te veo a ti
Como sigues adelante
Cuando toda la esperanza se fue
¿No puedes verlo?
Tus optimistas ojos
Se parecen al paraíso
Para alguien como yo”



El disco uno lo escucha sin darse cuenta que ocurre, y ocurren tantas cosas, como lo frenético de Fly On The Windscreen con sus candencias sexuales y provocativas. El romanticismo total de A Question Of Lust, en donde Martin Gore presta su voz sentida para declarar un amor incondicional. Es que Black Celebration puede pasar de la provocación y promiscuidad máxima a la fidelidad e incondicionalidad total. De hecho, los momentos en que canta Martin Gore (que en este disco son muchos) son los más tiernos, los más románticos quizás, ya que la voz de Dave Gahan es para lo contrario, en su voz se encarna lo más lujurioso y licencioso. De hecho esta contraposición se nota con creces en A Question Of Lust con A Question Of Time; la primera una cosa sentida, romántica, la segunda es una perversidad total, en donde Gahan es un pedófilo que anhela poseer a esa chica de 15 años tan guapa como la describe. Muestras de eso es también Stripped, que pese a su aura dócil, Gahan no quiere otra cosa que ver a la chica desnuda tras sendos versos que a cualquiera enamorarían. Es que Black Celebration es un disco envuelto en un puro halo de romanticismo.

World Full Of Nothing es clara en esto que estamos diciendo:

“Cerca desnudos
Piel sobre piel
Lagrimas están cayendo
Lagrimas de alegría
Su primer chico
Su primera chica
Hacen un cambio

En un mundo lleno de nada
Aunque no es amor
Significa algo

Ella es solitaria
Y él dice
Es solo por ella
Que el siente lujuria
Ella no confía en el
Nada es verdad
Pero el será suficiente

En un mundo lleno de nada
Aunque no es amor
Significa algo

Es fácil deslizarse
Y creer en todo”



Black Celebration tal como la letra de World Full Of Nothing dice tan claramente, es un aliciente para una sociedad de consumo en su máximo apogeo. Es un letargo, un(os) minuto(s) para que las formas se relajen, para dejar pasar la vorágine de la vida moderna. Es un llamado a una celebración como decíamos, pero muy especial, en donde lo único importante es la unión de los cuerpos… es una celebración para que el deseo fluya de múltiples maneras. Sin embargo no es necesario enunciar todo eso de forma explícita, haciendo una arenga, un manifiesto que diga: “nosotros tenemos esta buena nueva para ustedes oyentes”… No, para Depeche Mode en este disco es sólo la música, la ingeniería musical desplegada, las melodías envueltas en letras sencillas, frases que podrían ser dichas por cualquiera, sin ningún tipo de complejidad para unos pocos. Letras como las de Here Is The House rebosan de pura inocencia y ternura, es en donde las voces de Martin Gore y Dave Gahan se coagulan en una sola, para entregarnos unas sendas melodías más que memorables, y una sutileza en los versos sin igual:

“Y siento tu calidez
Y se siente como casa
Y hay alguien
Llamando en el teléfono
Quedémonos en casa
Hace frío afuera
Y tengo tanto
Para contarte

Con o sin palabras
Te confiaré todo”



Dressed In Black y New Dress cierran el disco de forma maravillosa. La primera una tonada de esas bien oscuras, un himno a la muerte, que quizás se conecta perfectamente con el tema que abre el disco. Sin embargo New Dress es el tema que le da esa redondez temática que hemos esbozado. A mi gusto una de las mejores letras de Martin Gore, en donde irónicamente nos da a entender cierto estado del presente con frases como “Esposo abusador asesina a su esposa, Víctima de explosión de bomba pelea por su vida, Una niña de 13 es atacada con un cuchillo”, y así puros “hechos” noticiosos de tipo sensacionalista. Todo esto rematado por una burlesca referencia a la social democracia y su sistema de participación política a través del voto:

“No puedes cambiar el mundo
Pero puedes cambiar los hechos
Y cuando cambies los hechos
Puedes cambiar los puntos de vista
Quizás puedas cambiar un voto
Y cuando puedas cambiar un voto
Quizás puedas cambiar el mundo”


La desazón es evidente. El llamado a esta Celebración Negra no era para otra cosa que buscar una vía política alternativa a tal estado de las cosas. Lo magnifico de esta canción es que quizás uno puede creer que Gore y compañía efectivamente creen en la democracia representativa, pero es evidente el tono burlesco al comenzar el estribillo diciendo que “La Princesa Di está vistiendo un nuevo vestido” y la Princesa Di no es otra que la figura real/espectacular de la Princesa Diana. De esta forma Black Celebration se cierra de forma tan sutil como comenzó… es que al final no es otra cosa que un buen disco de rock.



Para terminar considero que Black Celebration es el disco perfecto de Depeche Mode en tanto define a la banda. En cuanto a su producción es el mejor logrado, tiene unos arreglos minimalistas que ningún otro disco tendrá y un sonido envolvente que te hace pensar en la obra cumbre de estos cuatro genios. Depeche Mode acá se aleja del estricto synth-pop que habían desarrollado hasta la época, para consagrarse como una banda de canciones que está más allá de un estilo determinado. Depeche Mode en este disco ya se codea con lo más selecto de las bandas del rock inglés. Black Celebration no tiene nada que envidiarle a otra obra maestra del mismo año llamado The Queen Is Dead, o a discos clásicos de la canción inglesa, como Arthur de los Kinks, a Between The Buttons de los Rolling Stones, o hasta a un Revolver de los Beatles. Black Celebration tiene todo eso espectacular que tienen esos discos, pero hecho a la manera de los ochenta. Diría que hasta el día de hoy suena exquisito, producido, y único en su especie.


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