06-12-09

Antichrist de Lars Von Trier. Duelo y melancolía. La aparición de lo siniestro.





1. La crítica y el mismo Lars Von Trier han dicho que realizó Antichrist para salir de una profunda depresión. De ahí que el film tematice en gran parte de él la terapia; podríamos pensar que para Von Trier su producción fue terapéutica, de la misma forma como sus personajes buscan sanarse, aunque esto sea en ciertos momentos a costa del otro. El film es visceral por decir menos, como quizás nos tiene acostumbrado Von Trier, tal cual como en Dancer In The Dark (2000) y Dogville (2003) nos muestra “heroínas” que sufren grandes trastornos, provocados por ciertos traumas que son visibles en unos casos y en otros no.

2. En Antichrist el prólogo sirve como inscripción traumática. Von Trier nos da a entender desde el primer segundo que esta es la escena, de la cual todos los acontecimientos posteriores se desencadenaran. La cámara lenta, el blanco y negro, la música clásica, y la tensión que produce todo esto, se resuelven con la muerte del hijo de la pareja en el momento de la consumación sexual. Sexo y muerte, erotismo como muerte, o más bien, la muerte como límite soberano. Estos dos tópicos que abren el film, la muerte y el erotismo, circulan espectralmente en toda la película, le dan forma. El placer sexual es el pacto, la muerte el sacrificio.

3. Freud en “Duelo y melancolía” define el duelo de la siguiente manera: “la reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente: la patria, la libertad, el ideal, etc.” De ahí que el primer capítulo del film se titule “El duelo” y todo lo que ocurre en este capítulo es el trabajo mismo que implica el duelo. Hay una triangulación despótica que es producida por El protagonista, él es Padre-Marido-Terapeuta. Hace que su mujer abandone el procedimiento clínico asumiendo la responsabilidad – casi épica – de terapeuta personal. El trabajo de duelo es asumir la pérdida, “el examen de la realidad ha mostrado que el objeto amado no existe ya y demanda que la libido abandone todas sus ligaduras con el mismo.” (Freud, Duelo y Melancolía). El duelo es estrictamente terapéutico, se busca que el yo quede exento de toda inhibición, pero es un proceso normal, que se puede sobrellevar sin la necesidad clínica entre medio, esto es lo que se propone William Dafoe en el film. En el fondo, el trabajo del duelo busca que la libido se vuelque sobre otro objeto, cerrando el proceso de la pérdida. Esto jamás se logra, y pareciera que realmente lo que padece la protagonista es un profundo estado melancólico. La escena en la cual se da cabezazos en el baño le revelan al personaje de William Dafoe que es necesario ir a la escena primordial, restablecer el origen, para así tener opción a la cura. Y de cierta forma ahí, luego de esa escena hay un corte, otra película se revela.


4. En un momento en el cual el terapeuta (esposo) se da cuenta que la cura no llega y que la paciente (su esposa) está en un estado patológico, busca otra forma de proceder, utiliza procedimiento como la hipnosis, para poder llegar al cimiento de todo su trastorno. La pregunta por el mayor temor es la pregunta sicoanalítica para encontrar el génesis de lo reprimido. En el film todas las fases del proceso de transferencia sicoanalítico son trabajados. Cuando “ella” revela que lo más temido es el Bosque, aquel lugar donde fue de vacaciones con el hijo de ambos, el terapeuta-esposo decide que es el momento de enfrentarlo, y así lograr la cura, la sanación del trauma.


5. Hay que aclarar que el papel de “El” (en Antichrist no hay nombres propios para los protagonistas, al igual que no hay rostros para los secundarios, el único con rostro y nombre, es la pérdida, el hijo, Nick) es un agente despótico desde el comienzo. Ejerce dominio sobre “ella”, es una autoridad falo-médica-legal, hombre-terapeuta-esposo. Las continuas escenas de sexo no son sino una forma más de trabajar la pérdida, ella lo busca para volver al momento mismo de la pérdida; y él realiza terapia en el acto sexual. A la vez durante el film van apareciendo pequeñas escenas que muestran un extraño resentimiento de “ella” hacia “él”, y en el Edén se materializan de forma mucho más clara. En el Edén se comienza a vislumbrar que el trauma no está asociado directamente a la muerte del niño, la muerte del niño sólo es efecto, o es parte, de otro trauma mayor.


6. El capitulo que se titula “La tristeza” es el estado de ansiedad en que el personaje de Charlotte Gainsbourg se sume. Este estado de ansiedad deviene en un profundo estado melancólico. La melancolía para Freud se caracteriza “por un estado de ánimo profundamente doloroso, una cesación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones y la disminución de amor propio.” La melancolía es un estado en el cual “el yo” es descentrado, es una pérdida de la subjetividad, de ahí la disminución del amor propio, llegando a la auto-flagelación del propio cuerpo (los cabezazos en el baño), la culpa que persigue (creer que la pérdida es consecuencia de un mal acto propio). Como decíamos, en este momento el terapeuta-esposo trata de calmarle la ansiedad de variadas formas, los ejercicios de respiración, el sexo, las conversaciones, y en una de esas, la pregunta por su mayor temor: el bosque, el lugar donde había estado hace unos meses, topos desde donde aparecerían todas las respuestas. Si este es su mayor miedo, como terapeuta-paciente y como esposo-esposa, tienen que enfrentarlo.

7. Desde el primer momento que se encuentran en el bosque comienzan a suceder cosas extrañas. Uno estaría tentado a hacer la lectura del film desde acá desde una posición estrictamente mítica-religiosa. Creo más bien que más allá de ver los símbolos e interpretarlos, todos esos símbolos son producto de un delirio que Von Trier quiere trabajar. Si en el cine siempre se ha trabajado con la locura es precisamente para hacer aparecer lo fantástico, lo sobrenatural, aquello infamiliar y siniestro; de ahí a los lugares comunes: el bosque, la casa desolada, los miedos y la violencia corporal.

8. “Aquí reina el caos” le señala el zorro a William Defoe, ya antes había visto al ciervo en las “alucinaciones” que comienza a padecer. Estos delirios no son sino efecto del estado emocional en que se encuentran ambos; el terapeuta que se sentía con cierta distancia al trauma, estando ya en el Edén, está totalmente descentrado de su propia subjetividad. Todo se hace puro extrañamiento, y de cierta forma, el espectro de la pérdida pasa a ser sólo la excusa para el enfrentamiento contra algo mucho más traumático que aquello que habían ya vivido.De ahí a que podamos homologar la melancolía (que la protagonista a grandes rasgos padece) con el tormento, Freud lo dice más o menos así: “El tormento, indudablemente placentero que el melancólico se inflige a sí mismo significa (…) la satisfacción de tendencias sádicas y de odio…” Las escenas más violentamente sexuales que produce Von Trier no son sino para emparentar sadismo con melancolía

9. La cuestión siniestra en la película que comienza a hacerse visible cuando ellos están en el Edén, se podría pensar de varias formas: para empezar como simple devaneo mítico que rodea al bosque y la protagonista, es decir, podríamos pensar que realmente ella es un ser malévolo, que está por decirlo así poseída, o mucho más allá, como cierta crítica ha querido leer, es parte de la “naturaleza” femenina. Pues las lecturas a que la película de Von Trier es misógina a mi parecer son bastante erradas: en el momento en que lo siniestro aparece por sobre lo estrictamente racional-médico - que impone sobre todo la figura despótica del esposo – que la primera parte del film trabaja; en esta segunda parte, que es más que nada el tercer capitulo y el último, es en el bosque, terreno natural, femenino, es donde la mujer franquea la autoridad falo-médica-legal, ahí, precisamente ahí todo se vuelve delirio.

10. Lo que quiero apuntar es que “ella” se negó a hacer el duelo. De acá uno podría conjeturar que realmente ella nunca sintió la muerte de su hijo, en tanto, entregó su alma – por decirlo de esa manera – al mal, y la muerte fue sólo un sacrificio, mientras ella estaba entregada al placer de la carne. Lectura posible, pero que hace totalmente abstracto el trabajo más técnico del cine, lo deja supeditado sólo a un nivel representativo de cierta idea de lo fantástico que está anclado a una raíz estrictamente religiosa. Lo fantástico más bien es lo inconsciente, es decir, está anclado en el aparato psíquico humano, y de ahí, lo importante de un autor como Freud por ejemplo. Sin embargo lo más radical en Von Trier es que éste de cierta forma no realiza una película estrictamente freudiana. Que hubiese sido aquella del duelo permanente a raíz de la muerte del hijo de una pareja. Cuántas películas no existen sobre la pérdida y tratadas psicoanalíticamente, son muchas. Existen varias rupturas con esta idea clásica en el film, la primera y quizás la más importante, es que el propio esposo se convierte en el terapeuta, así el duelo se encierra en ellos, y ese mismo encierro produce el devenir-delirio posterior. Otra ruptura es que no existe una superación del trauma, sino que al contrario, el trauma iniciático devela miles de traumas anteriores. De cierta forma jamás hubo una escena primordial sino miles de escenas que no hacen síntesis. Para el sicoanálisis clásico eso es imposible, ya que con esto no habría tratamiento, y no existiría la posibilidad de cura.

11. Volviendo a lo anterior, el film tiene una carga femenina importante, o más bien minoritaria (para no quedar encerrado en la división binaria del género). El delirio minoritario que produce Von Trier, tiene relación con una destrucción con imperio mayoritario, no sólo del Hombre, sino que del médico, del cónyuge, de lo racional, de lo propiamente sedentario (abandonar la casa para ir al bosque-nómade) y en gran parte, la ruptura con el triangulo familiar. Sin embargo todo esto a costa de la propia muerte, como sacrificio, quizás el epilogo adviene como redención de esas miles de mujeres sin rostro. Quizás a Von Trier siempre, sobre todo en los finales, se le cuela algo medio mesíanico.