26-03-09

Radiohead en Chile


Llegó el día. A veces es incomodo salir a explicar cómo una banda de tipos que tocan música puede ser tan importante para tu vida. Es incomodo explicarlo, y mucho más incomodo es sentir cuando la otra persona piensa que tu vida es un poco nerd. Se dirán que son inseguridades, de buscar ídolos donde ya no hay religión, de tener un pequeño espacio de culto en una época en que la exhibición secular ha matado cualquier culto. Pero yo soy los que piensa que los discos, la banda, los videos, y todo lo que rodea al rock, son experiencias de vida. Si la vida moderna, con todos sus aparatos in-humanos, han alejado nuestras experiencias de vida, haciéndolas una mera representación de vida, la música o más bien la música popular son esas cosas que un marxista ortodoxo o vulgar, diría que es una alienación total de la sociedad capitalista: un puro opio para evadir los problemas concretos y materiales. Cosa en cierta manera verdadera, pero en otra, de una radicalidad que roza el conservadurismo.


Radiohead es una banda de rock, no hay más verdad fuera de eso. Unos tipos que les gustó escuchar rock y quisieron tocarlo, como muchos. Pero parece que algo nuevo hicieron porque su música se vendió y la industria los agarró, se les hizo objeto de consumo. Uno ciertamente compra su entretención, así nos criaron. Mi viejo cuando yo era niño en vez de juguetes llegaba a la casa con cassettes. Aprendí a vivir escuchando música, a identificar mi vida con las canciones, soy un hijo de la cultura de la canción. Y así crecí, con canciones que identificaban momentos, personas, situaciones, estados anímicos, y por sobre todo, lugares de la memoria personal.


Año 1997: por ningún lado me podría hacer fans de Radiohead, tenía 14 años y sólo me interesaba escuchar música que a los demás le pareciera molesta: Metallica, Sepultura, Megadeth, Pantera. Es decir, cosas alejadas de lo que sonara en las radios y que menos se diera en el MTV. Sin embargo recuerdo el día en que vi el video de Paranoid Android. Hacía algo cotidiano, me servía comida o algo por el estilo, y sale ese video, presentado por la vj Ruth, diciendo que era el primer single del tercer disco de la banda Radiohead. Yo por ese momento sabía de ellos, quizás sabía lo que era Creep pero muy claro no la tenía. Lo que recuerdo es que al verlo nunca antes un video me había resultado tan hipnótico, es decir, no podía dejar de verlo, ni hacer otra cosa. Me pegó el video, pero no sabía si me gustaba o no, era una fascinación extrañísima. En esa época, el video lo dieron un montón, en el MTV se decía que Ok Computer era una obra maestra. Ahora no sé si un tema como Paranoid Android se podría dar en el MTV, es decir, las cosas en el año 97 eran muy distintas a como son hoy.


No sé cómo un cassette del Ok Computer pasó por lo menos por 8 o 10 compañeros de un primero medio. Es extraño pensar que un disco como Ok Computer que ahora un chico de 14 encontraría una cosa aburrida, lánguida, sin ninguna onda, haya cautivado a tanta gente. Esas 10 personas que escucharon Ok Computer por ese tiempo, ahora a los 26 hacen cosas diversas, teniendo vidas muy distintas, pero algo ocurrió, porque el disco de Radiohead atrapo a esa generación. Me pregunto cuántos ese año 97 habrán escuchado el disco, chicos entre 13 a 17 años, escucharon y compraron (ojo que Ok Computer fue disco de oro o de platino acá) el disco. Y si bien quizás la gran mayoría de esos no irán el jueves ni el viernes a verlos, el efecto de Ok Computer en esa generación fue sorprendente. No sé si en el resto de Latinoamérica ocurrió igual, pero está la máxima de que en Chile de 10 casas por lo menos en dos hay un Ok Computer original.


Digamos que a los 14 años yo era alguien medio depresivo. Toda mi secundaria lo fui. Retraído, taciturno, solitario, tenía muy pocos amigos, y si era viernes o sábado en la noche casi siempre no estaba en fiestas sino en mi dormitorio escuchando música. Ok Computer era el disco que ponía cuando sentía mucha pena. En realidad es un poco vergonzoso acordarme así, pero realmente lo era así. No sé si era un refugio, era simplemente experimentar mi estado anímico totalmente real con unos tipos que grabaron 12 canciones en un estado parecido al mío. Y digamos que el título del disco me intrigaba. Con 14 años no lograba aún relacionar que la melancolía podía tener un origen o afección social, externa al individuo. Me costó años poder comprender eso. Para mi era simplemente que te sentías mal por haber nacido. Una conocida una vez dijo que los Radiohead eran proto-emo, no sé si es una ofensa o qué, pero es parecido a la definición que un periodista de TVN dijo hace unos días: “la banda de rock melodramático”. Lo de Radiohead era de verdad, mucho más que una pose. Yo no sé si ellos se propusieron hacer un disco depresivo ni nada por el estilo, les salió así. Y en realidad a la distancia yo no lo veo como un disco depresivo, eso fue una etiqueta que la mala crítica les puso. Ok Computer más que un disco depresivo es una cartografía, un mapa a lo social, pero desde lo afectivo. Es simplemente hacer ver cómo una sociedad moderna poco a poco pierde todo rasgo de antigua humanidad. No es una melancolía, o añoranza por ese humano que se esfuma, sino que la muestra, el mapa de que las cosas marchan extrañas, de que el mundo está dado vuelta, de que la vida que nos contaron cuando niños no es real, o más que eso, no es verdad. De cierta forma me siento alguien educado por Ok Computer, yo no le hacía caso a mis profesores, sino que iba y escuchaba a Yorke.


Por tres años sólo escuché Ok Computer de Radiohead, y de hecho, un poco de vergüenza me daba asumirlo. Yo era metalero, debía escuchar sólo cosas relacionadas con el metal, Radiohead era otra cosa. Pero realmente para mi no lo era, en Radiohead había una oscuridad, al igual como en cierto metal lo hay, una relación con lo maldito, con el dejar de vivir, pero me intrigaba que Radiohead lo podía manifestar de una forma totalmente distinta. Esto último se me hizo totalmente patente aquel día que por la radio futuro escuché que de forma exclusiva se emitiría el nuevo disco de Radiohead. Paré la oreja de inmediato, y eso yo tenía que escucharlo y grabarlo. Era el año 2000, yo aún utilizaba cassettes. Y bueno escuché Kid-A y lo grabé. La impresión que tuve fue rarísima, no entendí nada, pero me intrigó darme cuenta que el disco era una cosa radicalmente distinta a Ok Computer. Lo escuché mucho por ese tiempo y primera vez que podía tolerar canciones que no tuvieran guitarras, de hecho el disco me enganchó muchísimo, y creo que si bien no tuvo el efecto que marcó para mi Ok Computer, si tuvo un efecto en el sentido de que Kid-A modificó totalmente mis gustos musicales. Después de haber digerido ese disco en el año 2000 pude escuchar cualquier cosa.


Digamos que por Radiohead llegué al rock, al rock en su vertiente más clásica, desde Radiohead llegué a Pink Floyd y a The Beatles. Sólo desde ahí comprendí y comencé a escuchar rock, y a entenderlo como fenómeno cultural. Para mi Radiohead es la banda de mi generación, por eso la venida de ellos a mi país es algo que esperé por muchos años. Es que en ellos se condensa lo que una banda de rock puede llegar a causar, un efecto como experiencia de vida. Quizás no para todos es así, pero la música de estos tipos es de verdad, es decir, más allá de ser un objeto de consumo, ellos constantemente no se han dejado codificar simplemente en eso. Sus discos post Ok Computer lo demuestran.


Al show de mañana me llevo toda una juventud graficada en sus canciones, hasta creo que después de mañana algo se acaba en mi, es decir, ya no sé si vuelvo a ver otro show en vivo, sobre todo en tiempos en que el show de rock es una cosa que ya no tiene el sabor de antes, su exacerbada mercantilización ha matado un poco la experiencia primaria que se tenía del concierto de rock, y me refiero acá en Chile. Lo de Radiohead es algo que podría haber sido años antes, pero quizás, ese tiempo que esperamos, es la excusa perfecta para que mañana sea algo inolvidable. It’s gonna be a glorius day…


No hay comentarios.: