“Soy muy puta, no trabajo para vos… no trabajo para vos, mantenida gracias a la propaganda…” (Babasónicos – Soy Rock)
“I'm the space invader, I'll be a rock 'n' rollin' bitch for you...” (David Bowie – Moonage Daydream)
“I'm the space invader, I'll be a rock 'n' rollin' bitch for you...” (David Bowie – Moonage Daydream)

1. La estrella de rock es Ziggy Stardust, es decir, alguien transfigurado, un cometa que grita, que canta “Saquéense caretas/ Cállense profetas/ Oigan un cometa gritar”; una estrella, que sería lo más irreal posible, una figura alejada sin ningún rastro de humanidad. Por el contrario, el Rock post Kurt Cobain, creó una figura del rockero, adosado, flasheado, pero por los medios oficiales: la pose del rockero/político que usufructúa de la posición del rock star, convirtiéndola en una especie de político de la cultura de masas. Bono hace campañas para los niños con sida en África, canta a favor de la ballena perdida en el Índico. Y a su vez Sting más que un músico de rock encarna la figura de una Lady Di que se pasea por el mundo dando muestras de bondad, una persona que se reúne con los presidentes de los respectivos países (cuando vino The Police hace unos días a Santiago, el Sting muy caballero se reunió con Michele Bachelet) como si una gira, un tour, fueran viajes diplomáticos. Para nada comparable – para no ir tan lejos - a las giras de Guns’n’Roses, cuando por cada país que pasaban se notaba su presencia (en Chile se agarraron a combos con los periodistas; en Argentina se pasearon borrachos y desnudos por el hotel; unos callejeros que saboteaban la posición de figuras mundiales del espectáculo en vez de llegar a las prácticas de los dos personajes mencionados). De esta forma, las posiciones de un Sting o un Bono (por nombrar a dos) produce que el rock sea capturado por un mecanismo que regula la rebeldía, dotándola de un espacio de discernimiento y deliberación: ¿el rock es peligroso?, pues hagámoslo pasar a la asamblea democrática contemporánea. El rock así habla de política, es político, pero genera una política oficial, entra dentro del mercado de los consensos. Bono reuniéndose con Bush o con el Papa para dar otros ejemplos


3. Volviendo a lo de Bono y Sting, se podría pensar que ellos tienen una especie de incorrección política, en tanto Bono en cada show da unos minutos para refrendar contra la invasión a Irak, o en contra del calentamiento global. La pregunta es, ¿quién dice lo contrario? Si las grandes potencias del mundo se reúnen en cumbres a sacar comunicados que no difieren mucho del planteamiento de Bono. El rock mismo en su pura performance, sin ningún mensaje es incorrección política, ya que no hay discurso conciliador de fondo, simplemente con la pura música, sin ningún tipo de moral que te diga que bien o que mal marcha el mundo. En tiempos del disco Berlín, Lou Reed utilizaba la svástica en sus atuendos (cosa que después el punk hizo, por ejemplo Siouxsie la utilizaba), nadie entendía nada, ¿este tipo era fascista o qué?, se preguntaban. Lou Reed invertía los signos, en un disco en el cual trabajaba con el Berlín de la guerra fría, pero Lou Reed no salía a decirlo en sus conciertos. Bono y Sting hacen política, no está en discusión eso, pero hacen política como políticos, ocupando el rock o el ser estrella de rock con esa causa.

4. Sin embargo la fantasía del rock star proviene del mismo rock concebido y producido como puro espectáculo, es parte de la cultura de masas, está claramente en el mercado. Habría que pensar un poco en la muerte de la distinción entre alta cultura y baja cultura, cosas que con el invento de la fotografía y del cine particularmente, ayudaron a hacer de la cultura una cosa para todos, algo que ya no tiene un nivel de culto estético apto sólo para una elite. La música popular está dentro de todo eso. Ya que es reproducible: es el negocio de la música, grabas un disco, lo editas, y lo vendes, porque está dentro de la producción en serie. El rock es pura producción en serie, es un objeto de consumo, es entretención. No obstante esa es la frontera, es el arma de doble filo que el mercado genera. Si pensamos que el capitalismo funciona a través de la descodificación de los flujos, se reproduce a través de revoluciones para decirlo en otros términos. Por ejemplo en el siglo XIX emerge el Proletariado como fuerza política, genera movilizaciones, hace temblar al capitalismo a través de las huelgas, manifestaciones, etc. Pero qué hace el capitalismo: crea leyes laborales, hace funcionar al sistema de mejor forma. Existe el proletariado, hagámoslo clase social. Así la sociedad se basa en puras descodificaciones de flujos que luego se codifican, son siempre los dos procesos. Aparece un peinado nuevo, una forma nueva de llevar el cabello que no existía: bueno bien, ese es el peinado de la juventud, así como existe el de la abuela, el del oficinista, el del soldado. De esta forma la sociedad es un enorme cúmulo de codificaciones y el rock no está fuera de eso. Esto último se grafica magistralmente con la firma del contrato discográfico, los Sex Pistols firmando con la EMI, una tropa de delincuentes con un contrato con una multinacional.

5. El rock es un género que sobrepasa lo musical, que simboliza a la perfección la cultura de masas. En él se conjugan los procesos del capitalismo contemporáneo de mitad del siglo XX, de ahí que el estudio de este sea tan necesario. El rock no es sólo música, si bien es eso, tampoco es sólo entretención, si bien esto es lo más inherente a él. El rock ha conjugado en él la imagen, el espectáculo, como matriz de su funcionamiento. Pues incluye una imagen del que toca, incluye un arte de disco, incluye cierta visualidad en movimiento (video clips), incluye un discurso, y quizás lo más importante, incluye a quienes los escuchan. Dentro de todo eso, hay variadas lecturas: evidentemente Freddie Mercury no es la misma trasgresión que un Johnny Rotten, ni un Brian Ferry lo mismo que un Robert Plant. Lo único en común en todos esos ejemplos, es que la calidad musical, la revolución musical que muchos de ellos provocaron tiene que ver a la vez con todo un fenómeno de carácter cultural en sus más amplias formas. Cultural para no decir sólo social, en tanto nunca el rock ha sido un agente de cambio social como muchas veces se le suele llamar. Es que el rock es espectáculo, prescinde totalmente del público, del oyente, más que espectáculo podríamos decir que el rock star – como muy bien decíamos con la declaración de Dargelos – indiferencia y separa el público de la platea, porque el oyente, el público, es sólo fans de su propia fantasía, de su pura ilusión. Al final el rock star re-espectaculariza todo, más que sólo hacer del espectáculo su más pura forma. Es un espectáculo que trae cuotas de delirio, de cierta esquizofrenia. De una práctica casi ritualesca, de frenesís y libertad. A mucho pensarlo, estaríamos cerca de decir que la perfomance del rock star es un ritual de la sociedad capitalista, una pequeña abertura a un espacio que la racionalidad técnica dejó escapar. Largo sería desarrollar como todo esto del rock no es otra cosa que los residuos de una sub-cultura negra que intervino en cultura madre y que luego fue codificado por la industria... sin embargo siempre queda el desecho, cierto resto. Una especie de contra carga que no colabora con el mercado.
Ziggy Stardust no era otra cosa que un extraterrestre que llegaba a la tierra a anunciar el fin del mundo. Es un alienado, a su vez, por ser extra-terrenal y también por estar subsumido por el aparato mediático-espectacular: Ziggy Stardust es producto de eso, el rock star no es otra cosa que eso. Es producto de las condiciones materiales, de los procesos de producción técnicos, no una abstracción, ni mucho menos una (nueva) creación metafísica para tomar el relevo de ciertas divinidades pasadas. Ziggy Stardust es la esquizofrenia de la sociedad capitalista, es la producción misma de un engranaje, de una máquina deseante delirante.
+++++
Ziggy Stardust no era otra cosa que un extraterrestre que llegaba a la tierra a anunciar el fin del mundo. Es un alienado, a su vez, por ser extra-terrenal y también por estar subsumido por el aparato mediático-espectacular: Ziggy Stardust es producto de eso, el rock star no es otra cosa que eso. Es producto de las condiciones materiales, de los procesos de producción técnicos, no una abstracción, ni mucho menos una (nueva) creación metafísica para tomar el relevo de ciertas divinidades pasadas. Ziggy Stardust es la esquizofrenia de la sociedad capitalista, es la producción misma de un engranaje, de una máquina deseante delirante.
1 comentario:
Qué buen ensayo. Me gustó mucho cómo aplicás ciertos conceptos de Deleuze que no son fáciles de manejar. Lo que se hace difícil -dado que hace mucho que no leo a Deleuze- es entender cómo plantear un resto frente al capitalismo si precisamente éste sistema funciona a través de la decodificación. Es decir, cada falla le es provechosa para aceitar su mecanismo.
Saludos!
Publicar un comentario